La escenografía de la luz fue otro de los aspectos más cuidados e innovadores del certamen. La exposición de noche se convertía en un espectáculo. Las luces indirectas y controladas descubrían detalles nuevos de las arquitecturas. La torre Eiffel iluminada con una decoración cubistoide anunciando la Citroën era todo un símbolo del efecto y posibilidades artísticas de la luz, algo que desarrollaría Buigas en 1929 con La fuente mágica.
No hay comentarios:
Publicar un comentario